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Los guardameta Alejandro y David Armengol, ayer, en Miranda. :: marieta
Una portería abierta
REAL AVILÉS

Una portería abierta

Ambos guardametas desconocen aún quién estará bajo los palos avilesinos en Las Gaunas

IVÁN ÁLVAREZ

Miércoles, 4 de marzo 2015, 23:16

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Los relevos en la portería siempre cuentan con una repercusión mayor que en el resto de demarcaciones. La pequeña revolución que el técnico del Avilés, Josu Uribe, planteó en el once inicial para intentar frenar la racha de resultados adversos también afectó a la meta avilesina, que cambió de inquilino para enfrentarse al filial del Valladolid. Una modificación inesperada hasta para los dos protagonistas, que no alteran su intachable ética de trabajo y apuestan por respaldar a su compañero juegue quien juegue este domingo en Logroño.

«El míster decidió hacer cambios. Está buscando cosas nuevas para salir de esta mala racha y, por desgracia para mí, me tocó salir del once, en el que llevaba bastante tiempo. Ahora me toca currar en este diferente rol y sobre todo aportar para que el equipo salga de esta dinámica», explica con naturalidad Alejandro, a quien Uribe envió a la suplencia el pasado domingo después de diecisiete jornadas consecutivas en el once inicial.

Una decisión que cogió por sorpresa al guardameta gijonés, que aboga por apoyar a su compañero y corresponder el apoyo prestado cuando era él quien salía de inicio. «El viernes entrenamos en el gimnasio y no sabía nada ni lo esperaba. Davo y yo trabajamos como todas las semanas, con intensidad y ganas. El domingo, en el momento de decir la alineación, el míster en vez de decir Alejandro dijo David y no hay problema». «No queda otra que ayudar a mi compañero igual que me ayudó él estos meses y aportar lo que pueda en el rol que me toque cada momento», añade Alejandro.

Después de casi cinco meses sin hacerlo, David Armengol volvió a pisar el césped del Suárez Puerta desde el pitido inicial y recibió la muestra de confianza por parte de su técnico para la que trabaja diariamente. «Es un puesto que no se suele cambiar y por eso llama más la atención. Yo entreno para eso, para tener la oportunidad. Estamos trabajando muy bien los dos y al final es el entrenador el que decide», apunta el cancerbero ovetense, que confiesa un sabor agridulce por el buen momento individual dentro de la frustración por los últimos resultados del equipo.

«El partido comenzó de la peor manera posible, encajando un gol que no debería subir al marcador porque me hacen falta. Estoy contento por regresar al once, pero disgustado por el resultado final», resume.

Antes de enfrentarse al Valladolid B, David había defendido por última vez la portería blanquiazul ante el Logroñés, rival de este fin de semana, pero tanto él como Alejandro desconocen quién ocupará la meta avilesina este domingo ante el cuadro riojano. «No he hablado con el míster. El trabajo es igual que el resto de la temporada. Somos dos porteros que estamos optando a un cincuenta por ciento a la titularidad. Esta semana me salió cruz en vez de cara, así que a entrenar como siempre y esperar acontecimientos», confiesa Alejandro.

«Hasta el último momento»

«El míster nunca dice las alineaciones hasta el último momento. Hay que trabajar día a día como hasta ahora para demostrar que puedo jugar y hacerlo bien, y que el equipo gane que es lo más importante», hace hincapié Armengol.

Ambos cancerberos comparten la incógnita acerca de a quién otorgará su técnico la titularidad en Las Gaunas y disienten a la hora de valorar la posibilidad de que Uribe alterne entre ambos, como ocurre en algunos grandes clubes españoles. «Cada equipo es un mundo. Al final es un puesto totalmente diferente. Yo no soy ni partidario ni estoy en contra de las rotaciones, sino del trabajo diario y de aprovechar el momento de forma. Cuando tienes una buena portería y dos buenos porteros hay que sumar entre todos. Es una demarcación, al igual que todas en la que hay mucha competencia», revela Alejandro, que muestra más dudas de los beneficios del método de las que alberga su compañero. «Es una manera de tener a los dos porteros alerta, en tensión, para que el domingo si les toca jugar puedan hacerlo con garantías. Si hay un titular y el otro no juega nunca, siempre es más complicado. No lo veo mal porque te da oportunidades de defender la portería», concluye David.

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