El problema está «donde muerden los cocodrilos»

«¡Cuidado que hay cocodrilos!». Es una de las frases más identificativas del fútbol. La suelen escuchar aquellos que en el área se van al suelo en lugar de terminar la jugada. Y a ella aludió Josu Uribe el pasado domingo para identificar el problema del Real Avilés. «Tenemos un problema donde muerden los cocodrilos». Lo dijo en rueda de prensa. La efectividad no es uno de los fuertes del Real Avilés.

Seis tiros, cuatro de ellos entre los tres palos. Y ni un gol. Ese es el balance del partido del pasado domingo frente a la Unión Deportiva Logroñés. 101 minutos entre cada gol de los ocho que ha conseguido el Real Avilés en la presente temporada. Más de lo de la temporada pasada, la referencia más cercana y sobre la que la memoria se fija. 62 minutos necesitaba el Real Avilés para marcar un gol en las nueve primeras jornadas de la temporada pasada. Las comparaciones son odiosas, pero están ahí.

El equipo está generando más juego, más ocasiones y más disparos que lo que hacía el año pasado. «En el minuto 25 teníamos casi el partido ganado», reconocía Uribe tras el entrenamiento del pasado lunes. Y es verdad. Acertaba con la portería rival en una ocasión y luego se reagrupaba el equipo sobre el campo. Le daba el balón al rival y a salir a la contra. En alguna acababa machacando. Era una táctica que sabía y tenía asimilada a la perfección.

El problema está en la relación con el gol que tiene el equipo esta temporada. Hay datos que dejan a las claras que el problema es real. Cuantos más repartidos estén los goles entre los integrantes de una plantilla, menos responsabilidad para un único jugador.

Y ese es otro de los problemas del Real Avilés. Antonio Matas (8 partidos, 215 minutos) no ha conseguido estrenarse y Rubén Rivera (9 partidos, 531 minutos) lo hizo la pasada semana en Valladolid. El otro delantero del equipo, Cristian (9 partidos, 500 minutos), es el que acumula el 50% de los goles del conjunto avilesino.

Derrotas con muy poco

Los fallos sólo salen a la luz cuando los resultados no acompañan. Son los que lo tapan todo. Si se gana está todo perdido, pero con las derrotas los análisis se hacen más concienzudos, tanto de puertas adentro como para afuera. es lo habitual y normal. Y en el Real Avilés los resultados no están correspondiendo con lo que merece el equipo. Con muy poco los rivales están sacando demasiado premio frente a los blanquiazules y eso duele.

«Los partidos, en esta categoría, se deciden por acciones puntuales». Es una de las frases preferidas de Josu Uribe. Y le está pasando factura y dando la razón el rendimiento del Real Avilés al técnico gijonés. En tres de las cuatro derrotas encajadas por el equipo blanquiazul, han sido momentos muy puntuales los que decidieron.

Frente al Somozas (1-0) fue un penalti inexistente el que provocó la derrota. Contra el Coruxo (0-1), un balón largo y la falta de entendimiento de la zaga, dejó al delantero solo ante el portero. Y frente al UD Logroñés (0-1), la única internada por banda y pase al punto de penalti acabó con el gol de Joel Valencia, que parecía que se iba a caer y trastabillar más que rematar a gol.

Tres acciones que lastran. Quedan en la cabeza. Lo mismo que cuando se gana, la confianza vuela; en las derrotas, las dudas crecen y anidan en todos los rincones. Es lo normal. Son las dinámicas de los equipos. Si están de dulce sale todo y cuando no...

Lo que está claro es que el Real Avilés tiene un problema en la definición. Y no sólo ahí. Álex Arias era el 'desatascador' la temporada pasada. Cuando el equipo se trababa, el partido se volvía espeso y el rival tejía la telaraña esperando el banquete, aparecía 'El Peque'. Este año, el Real Avilés todavía no ha sabido cubrir ese hueco. No hay en la plantilla un jugador como él. Pero la obligación es hacer otras cosas para conseguir el mismo resultado: la victoria.

Si la 'pelotita' entra...

Parece que el Real Avilés tiene una montaña delante y va a ser complicado que la supere. Pero en el equipo están tranquilos. Tienen claro que las ocasiones van a acabar entrando. Lo que ocurre que ahora la falta de acierto en la definición es más que evidente. Tener más ocasiones que el rival y no ganar es difícil de asimilar.

Es algo similar a lo que ocurre con los fallos de los porteros y los delanteros. Los de los primeros son señalados con el dedo y se hace escarnio, pero los de los segundos no reciben tanto castigo.

«Si el balón de Geni entra», refiriéndose Josu Uribe a la última jugada del partido frente al UD Logroñés, «estaríamos hablando de un excelente partido, un punto contra el líder pero esto es así, pierdes y te quedas con esa sensación de que hay que seguir trabajando, sumar puntos y alejarse de abajo para llegar a la segunda vuelta con tranquilidad. Ese es el objetivo. Tenemos un partido exigente y difícil ahora y a ver si conseguimos ganar otra vez fuera de casa».

Analizar a posteriori es lo fácil. Los errores salen a la luz. Los aciertos se engrandecen. Y los resultados se justifican con suma facilidad. Pero todo depende de si la 'pelotita' entra.